Jesús formuló esta pregunta a un grupo de amigos y la sigue repitiendo sus amigos de todos los tiempos. Quien hacía esta pregunta parecía simplemente un aldeano que hablaba a un grupo sencillo de pescadores. No tenían abundancia de dinero, ni armas, ni poder político y eran bastante jóvenes. El que hacía La pregunta sería asesinado con la más terrible de las muertes; los demás también serían sacrificados cruelmente por los adversarios.
Jesús fue incomprendido por las mayorías, y ellos sus amigos, también serían incomprendidos.
¿Quién dicen que soy yo?
Los violentos decían que era demasiado manso y misericordioso. Los que vivían esclavos de las riquezas lo creían un iluso que se imaginaba que podía ser feliz sin ser rico. Los que tomaban la religión demasiado a la letra (Fariseos) decían que era un atrevido por que hablaba contra algunos mandatos que eran simplemente inventos de los hombres y no habían sido dados por Dios.
El pueblo sencillo lo seguía en gran cantidad pero algunos quizás más por presenciar los impresionantes milagros que él hacía, por gustar el sabroso alimento que de vez en cuando los repartía, por escuchar sus novedosas enseñanzas que por practicar lo que él enseñaba.
¿Y nosotros que decimos hoy?
Tú eres nuestro Salvador, el mejor de todos nuestros amigos, el Redentor que pagó nuestra deuda de pecado, el ser más Perfecto, más puro, más amable, bondadoso y generoso que ha existido y existirá. Tú eres nuestro Padre, Tú eres nuestro Dios.
Que el Señor te conceda la Paz