Cuarto Día
Por una Iglesia sinodal
Cardenal Mauro Gambetti Vicario General de su Santidad, Para la ciudad del Vaticano
Tema: Por una iglesia sinodal
La fraternidad es el fruto de la caridad perfecta.
Del corazón de Jesús en el hombre se generan actividades sinodales. Sin el amor de Jesús en nuestro corazón no podemos ser sinodales en el mundo de hoy.
Tomé el texto: ustedes mismos den a ellos de comer. El movimiento sinodal se genera a partir de la atención de las necesidades de la gente. Y de todo lo que se tiene para compartir con los demás.
Tienen que dar ustedes a ellos de comer.
Continúa Jesús a los discípulos dándole la misma orden que dios a Eliseo de dar los 20 panes a 100 personas, que él sabía que no era suficiente, pero después de compartir sobraba.
Es igual para nosotros, cómo hacer para ayudar a tantos con lo poco que tenemos. Para ayudar a un mundo que sangra. Dijo a Eliseo, denle de comer y sobrará, y así pasó.
La sinodalidad se nutre del acto de comer, de compartir lo que se tiene.
La revelación, es Jesús como pan vivo bajado del cielo. Es también un banquete en el amor de Dios, compartiendo a Jesús como alimento de la humanidad.
Esta fraternidad no crecerá hasta que no cambiemos nuestra forma de pensar, del dominar, al servicio
La iglesia esta llamada a un retorno al servicio a la minoría. Como san Francisco fue llamado a vivir la simplicidad y la humildad. La sumisión a todas las creaturas del padre celeste. El lavarse los pies, los unos a los otros. Ese es el nuevo llamado a la fraternidad.
La sinodalidad eclesiásticas es la presencia eucarística dada a la humanidad. No es filantropía, solo Jesús da en el pan y el vino, como fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que Dios se da a los seres humanos.
El milagro del pan viene partiéndolo, así más de una persona puede comer. Igual que en la eucaristía, se parte el pan y recibe todo aquel que tiene necesidad.
La iglesia sinodal promueve una iglesia en solidaridad con los más necesitados. La economía sinodal genera bienes como la fe, la gentileza, la transferencia, que no se compran, pero que son la condición caminar juntos. Compartir a Jesús, compartir el amor en nuestros corazones.
Un capítulo a parte es a la reconciliación y a la violencia
La iglesia sinodal en símbolo de la eucaristía, compartiéndose al mundo divido de hoy, para poder unirlo en la eucaristía.
El gesto de Caín, es el arquetipo de la generosidad y fraternidad negada. Cuando los celos reinan en el corazón, el hermano se vuelve un enemigo que tenemos que abatir.
Entre los deberes de una iglesia sinodal eucarística debemos promover una sociedad fraterna. El suelo donde vive el individuo es el terreno de la humanidad.
Llevar el pan de la justicia es un desafío para la iglesia sinodal. En la búsqueda de una solución que promueva la reparación y el sentido de la seguridad colectiva.
Cristo es quien abrió la vía de la fraternidad, superando la lógica de la revancha. Apartándose de responder al mal, multiplicando otro mal. En obediencia al padre respondió dando la vida en la cruz.
Quien tiene este desafío del mal, sabe que la victoria esta en el sufrimiento de la cruz.
En estos últimos 50 años ha habido prácticas de justicia, como el del presidente Mandela, que buscó la paz en Sudáfrica. O en Colombia con los procesos de paz. O en Bangladesh, que un banquero descubrió que el microcrédito fue la fuente del desarrollo de los pobres.
El amor puede ser distribuido donde haya sed de justicia y hambre e hermandad.
En Roma habíamos promovido el encuentro jubilar de la reconciliación. Gracias al pan eucarístico, nos hemos sentidos llamados a la fraternidad, gracias a la vida de la caridad.
El camino sinodal es llamado a empujarse en dos categorías importantes.
la naturaleza está en el concepto de fraternidad que demanda un respeto por ella, a favor de la presente social y futura sociedad.
Debe haber un equilibrio entre cultura, naturaleza, y prosperidad que no ponga en riesgo el bien necesario de las futuras generaciones.
Al fraternidad pasa por la fraternidad cósmica.
1988 Rousveld se le preguntó donde ser respeta la fraternidad. Dijo que en los lugares pequeños, donde cada persona busca una justicia igualitaria.
Para la iglesia la defensa de los derechos humanos, es algo integral a la vida de fe de la iglesia.
Después de más de 70 años, hay que mirar si la carta de los derechos humanos hoy, responde a la necesidad de hoy.
Hay que mirar qué cosas nos hacen humanos hoy.
El mundo tiene necesidad de personas más humanas, que se haga una carta de los derechos del ser humano.
Jesús manda a sus discípulos a la ciudad para preparar la pascua. Ellos van a una casa donde le muestran un cuarto superior grande. En esa habitación preparen para nosotros. En esta habitación superior llega aquí nuestra misión. Donde se hace el espacio para escuchar y orar.
La fraternidad, se da en las experiencias vividas en las comunidad eucarística.
La eucaristía concentra la vida cristiana. Aquí se da el morir y vivir del Señor. Aquí se divide el pan y el alimento que nutre. Este alimento ayuda a caer la máscaras y sale la autenticidad.
Queremos tener el alimento, sin compartirlo a veces. Por eso la eucaristía es un banquete compartido.
Hay necesidad del movimiento de entrada y salida donde el Señor celebra la pascua.
La sinodalidad está enfocada en el renovamiento del concilio Vaticano II. Está escrito que la iglesia antigua entendió la eucaristía como en un rito dinámico. El tiempo de la liturgia, también es el tiempo de la sinodalidad.
La etimología del término asamblea, nos lleva a caminar todos juntos. Para cargar la cruz todos juntos. Representándolo en el altar. Mirando siempre hacia la vida.
La consagración y la comunión nos llevan a la cumbre de la fraternidad. En la asamblea, se producen los nuevos proyectos de la familia cristiana.
Hoy la eucaristía debe tener como altar al mundo.
Donde los necesitados y los pobres sean el pan que se ofrece a Dios, entre ellos estamos nosotros también.
La sinodalidad debe ser también la voz de los que no tienen voz. Como Romero.
Hay que mirar la dimensión vertical y la horizontal. La eucaristía sana al mundo. Nos transforma en hermanos. Y nos lleva a la fraternidad, superando los vínculos de sangre y amistad.
El papa Francisco ha relanzado un nuevo paradigma para transformar la fraternidad, no solo a nuestros cercanos, sino a nuestros lejanos que viven cerca de nosotros.
En los problemas de la vida, el Señor nos custodia, en la fraternidad de su corazón donándose a todos para hacernos a todos hermanos.
P. Michel Rosario Vargas
Es un tiempo muy importante
No podemos considerar el tiempo de la Cuaresma como una época más, que simplemente viene y va cada año como una repetición cíclica. No, este es un tiempo único; es un auxilio divino que hay que recibir con total disposición. Jesús camina con nosotros y nos invita a construir nuestra vida en Él.
En la vivencia cuaresmal de nuestra fe, no solo fortalecemos y purificamos nuestra piedad y devoción, sino que renovamos nuestra esperanza y afianzamos la caridad, además de acrecentar el espíritu de penitencia que nos invita a la purificación. No reduzcamos este tiempo a una ocasión para hacer obras de mortificación, no dejemos escapar el profundo sentido de vida cristiana que contiene la espiritualidad cuaresmal.
Reconexión
Quisiera invitarte a vivir en este año un profundo proceso de restauración, que la cuaresma sea la oportunidad para unirnos profundamente al Señor y encontrar nuevamente nuestro camino con y hacia Él, bebamos de la fuente del agua viva, permitámonos sentir el amor que el Maestro nos tiene.
No olvides que la vida de fe, es un camino hacia la vida, la Pascua.