TERCER DÍA
Eucaristía y transfiguración del mundo
«El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él» (Juan 6, 56).
Palabras de Homilía de Mons. Mauro Gambetti
1. Los discípulos fueron enviados a anunciar la palabra. Herodes quiso saber qué estaba sucediendo. Jesús reúne a los discípulos en un lugar aparte para que puedan descansar un poco.
2. Nosotros podemos identificarnos reunirnos todos en rededor de Jesús. Podemos preguntarnos qué lugar se nos ha reservado. Y qué servicio se nos pide. Aparece irreconciliable reposo y servicio. Porque Jesús se puso a servir cuando iba a reposar.
3. Es una tentación cuando no tenemos los recursos, la tentación es despedir a la gente. Pero Jesús reflexiona al revés, y dice, den ustedes mismos de comer. Los discípulos presentan 5 panes y 2 peces. Un dólar eucarístico. Aunque hubiesen sido 100 o 1,000 ese dólar eucarístico no hubiera sido suficiente.
4. El punto decisivo es dejarlo y todo y ponerlo todo al servicio de Dios. El éxito de este congreso no depende del dólar eucarístico, pero era necesario.
5. El tercer pasaje den ustedes de comer. Significa dense ustedes de comer, comida para los demás. Es un hecho principalmente espiritual que cambia el pan en el cuerpo de Cristo sobre el altar de la cruz.
6. La pastoral no es un conjunto de cosas hacer, sino primero la entrega de uno mismo. No vienes efímeros como el oro y la plata, sino la sangre de Cristo, de cada uno de nosotros. La entrega de uno mismo es el punto que puede cambiar la evangelización.
7. El poder sacerdotal recibido en el bautismo nos da la capacidad de ser cuerpo de Cristo para la vida del mundo. Por lo tanto el compartir la existencia llevará la salvación al mundo. Por esto la fraternidad sanará al mundo.
8. Un dólar eucarístico fue indispensable para realizar el congreso eucarístico. Porque se multiplicó en cada hombre que se puso en disposición.
9. La virgen maría es el ejemplo más claro de un corazón sacerdotal
10. Ella es la mejor adoradora y servidora de Jesús.
Es un tiempo muy importante
No podemos considerar el tiempo de la Cuaresma como una época más, que simplemente viene y va cada año como una repetición cíclica. No, este es un tiempo único; es un auxilio divino que hay que recibir con total disposición. Jesús camina con nosotros y nos invita a construir nuestra vida en Él.
En la vivencia cuaresmal de nuestra fe, no solo fortalecemos y purificamos nuestra piedad y devoción, sino que renovamos nuestra esperanza y afianzamos la caridad, además de acrecentar el espíritu de penitencia que nos invita a la purificación. No reduzcamos este tiempo a una ocasión para hacer obras de mortificación, no dejemos escapar el profundo sentido de vida cristiana que contiene la espiritualidad cuaresmal.
Reconexión
Quisiera invitarte a vivir en este año un profundo proceso de restauración, que la cuaresma sea la oportunidad para unirnos profundamente al Señor y encontrar nuevamente nuestro camino con y hacia Él, bebamos de la fuente del agua viva, permitámonos sentir el amor que el Maestro nos tiene.
No olvides que la vida de fe, es un camino hacia la vida, la Pascua.