Cuarto Día
Eucaristía: Salmo de Fraternidad
Pablo Martínez
Cantautor argentino
Si los fieles cantan, no abandonan la Iglesia. Papa Francisco, decía Pablo Martínes.
Al hablar sobre las heridas del mundo, me hago dos preguntas:
1. Este mundo que está herido: ¿Qué cantos escucha?
2. ¿Qué está cantando este mundo que sufre?
La música que se consume hoy, puede ser un termómetro de cómo anda el mundo. Reflejando violencia física, violencia racial, pornografía auditiva.
También hay música para calmarse, sonido de naturaleza.
Quizás detrás de esa música hay una búsqueda de la trascendencia de Dios. Que trata de resistir la invasión sonora.
ESCUCHAR
Pero estas canciones tranquilizantes, tienen dos peligros.
1. Ser evasiva, individualista. Se consume cada vez más música, pero en soledad. Mucha música, pero poca en comunidad. Se llenan estadios, amontonados, pero en comunidad.
2. La cultura del auricular con cancelación de ruido. Para que no me moleste nada de lo de afuera. Incluso para cancelar el ruido, incluso a los demás, e incluso también a Dios.
Podemos ver en la historia canciones que unieron a la humanidad.
Canciones que buscaban integrar y estar en comunidad. Pero también hemos visto canciones del desencuentro, de violencia, en estadios de fútbol y manifestaciones.
Una pregunta. Antes de hablar, qué escucha y qué canta el mundo de hoy.
Es importante que la iglesia como experta en la humanidad, tenga los oídos para escuchar los gritos actuales y los silencios actuales.
Para poder retomar el diálogo con aquellos que vienen y podamos cantar ese canto nuevo, que nos ayude a sanar las heridas en la fraternidad.
Sobre la eucaristía y la música
Hay que volver a la música, para poder llevar a todos a Jesús a través de la música. Así como el pueblo de Israel cantaba en cada situación. Como al cruzar el maro rojo. Por eso tenemos los salmos, el cantar de los cantares.
La encarnación. Los himnos del nuevo testamento. La música es más que un recurso, es un lenguaje para hablar con Dios.
Dime qué canta y te diré que crees, que esperas y qué deseas.
Que bueno y qué agradable que los hermanos vivan unidos.
El salmista con este elogio, que maravilloso que los hermanos estén unidos.
Pone de relieve que los hermanos vivan juntos.
Es un llamado que Dios hacía a través del salmista. No nos podemos quedar en documentos, sino que lo hagamos carne.
Además de creyentes, tenemos que ser creíbles.
A Dios también le gusta cantar. Dios le hizo un canto a Caín, con una pregunta fuerte: ¿Dónde está tu hermano?
La humanidad lleva en sí el llamado a la fraternidad, pero también la posibilidad de la traición. A veces parece que el mundo contesta, a mí que mi importa, soy hijo único, hago lo que quiero y cuando quiero.
La pregunta dónde está tu hermano, debe también despertarnos un poco y molestarnos, para no seguir haciendo las cosas como siempre se ha hecho.
El hermano mayor del hijo pródigo, no mata, pero cree que tiene derecho que el hermano menor no puede volver. No le sale cantar, porque no ama.
Parece que Dios nos está llamando y preguntando, dónde está tu hermano, en la guerra, que no tiene ni para comer. Atrapado por la droga, al que le robaron los sueños, al que sufre abusos. Al que le cerraron la puerta en la cara.
Donde está tu hermano que ya no viene a nuestro tiempo
Miren que bueno y qué delicioso, que los hermanos vivan juntos.
Miren cuán delicioso es, habitar los hermanos juntos.
Este deseo de la fraternidad deseada por la humanidad, se concretó en la mesa de la eucaristía, en el banquete, antes que el maestro entregara su vida en la cruz. De esta última cena, la iglesia no deja de cantar la fraternidad. Con la eucaristía se enfrenta a las espiritualidades intimistas. Que se ponen el auricular para no escuchar a los demás.
La eucaristía es el canto nuevo, expresa, manifiesta y realiza ese anhelo de felicidad que Dios nos da.
La música y el canto tienen la posibilidad de convocar. Cuando suena un instrumento, la gente viene. La música unifica a diferencia de amontonar.
Nos trae a la memoria acontecimientos.
Como olvidar los primeros cantos de la infancia.
La música nos ayuda a recobrar la memoria comunitaria y colectiva.
La música provoca. Que sería una película te terror sin música.
Que lindo cuando un pueblo canta.
La música también expresa, manifiesta, llega donde la palabra sola no llega.
La música puede ser confesante de la fe. Es también profecía. Permite poder denunciar lo que está pasando.
También es anuncio y cura a la persona.
Una carta de una persona no creyente, de Plinio a Trajano, dice: tenían por costumbre, reunirse un día antes del amanecer, reunirse a cantar a un tal Cristo, como si fuera en un dios.
Hoy también estamos llamados a cantar.
Cuando la iglesia canta invita a la fiesta.
A Dios le gusta que cantemos, pero cuidado, que hay algo que a Jesús no le gusta. Es el canto de aquel que no encarna lo que canta. Es el temido peligro de la hipocresía. Del pueblo que me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí.
Pareciera que Jesús nos invita a tener cuidado de cantar, sin fraternidad, sin encarnar aquello que cantas. A qué viene que te sientas defensor de la eucaristía, y que provoquemos sismas por todas partes. A que viene que cantes juntos como hermanos. Y después promuevas la desobediencia, el quiebre con los sucesores de los apóstoles, en especial con el sucesor de san Pedro. La hermana nos hablaba de fraternura. Pero hay hermanos que hablan de quebradura.
Que golpe será cuando el Señor nos diga, eras de ese pueblo que me honrabas con los labios, me estaba lejos de mí.
Cantabas afinado, si, pero no te hiciste canto.
Este salmo de fraternidad, está llamado a encarnarse porque ama.
La iglesia canta porque ama, porque es esposa y va detrás de su amado
La iglesia es madre y va detrás de sus hijos
La iglesia no canta de sí misma, sino solo porque se ve implicada en lo que canta. El mejor canto que podemos hacer es nuestra vida
Una comunidad sana, se hace canto a partir de lo que canta.
Sino Jesús en la Eucaristía nos hace hermanos. Duele que nos peleemos y no podamos ser creíbles.
Nos convertimos en lo que recibimos, cada uno de nosotros estamos llamados a ser hermanos de la misma comunidad.
No canta cada uno lo que quiere, sino que cantamos un mismo canto, en una polifonía, con la voz de cada persona distinta. No hay que tenerle miedo a los diversos carismas y dones.
Estamos llamados al mejor canto, hacernos canto para los demás.
Si el canto de mi mamá aliviaba mi dolor, era porque mi mamá era el canto.
El desafío es ser una iglesia, que no solo nos cante de Dios, sino que sea canto de Dios para este mundo que lo necesita.
P. Michel Vargas
Es un tiempo muy importante
No podemos considerar el tiempo de la Cuaresma como una época más, que simplemente viene y va cada año como una repetición cíclica. No, este es un tiempo único; es un auxilio divino que hay que recibir con total disposición. Jesús camina con nosotros y nos invita a construir nuestra vida en Él.
En la vivencia cuaresmal de nuestra fe, no solo fortalecemos y purificamos nuestra piedad y devoción, sino que renovamos nuestra esperanza y afianzamos la caridad, además de acrecentar el espíritu de penitencia que nos invita a la purificación. No reduzcamos este tiempo a una ocasión para hacer obras de mortificación, no dejemos escapar el profundo sentido de vida cristiana que contiene la espiritualidad cuaresmal.
Reconexión
Quisiera invitarte a vivir en este año un profundo proceso de restauración, que la cuaresma sea la oportunidad para unirnos profundamente al Señor y encontrar nuevamente nuestro camino con y hacia Él, bebamos de la fuente del agua viva, permitámonos sentir el amor que el Maestro nos tiene.
No olvides que la vida de fe, es un camino hacia la vida, la Pascua.