Jamás se había oído decir que un hombre es un cordero. Este apelativo fue una inspiración de Juan el Bautista. Jesús es un cordero lleno de mansedumbre, inocente, que se ofreció como sacrificio para obtener el perdón de los pecadores de todos los tiempos.
La gente deseaba un reino temporal y Jesús les ofreció un Reino Eterno.
Nadie se imaginaba las propuestas fundamentales que Él iba a hacer, y al empezar a enseñar se convirtió en el Maestro de los maestros.
Hasta los 30 años estuvo en el anonimato. El Bautista se admiraba de su humildad y cuándo empezó a predicar la gente se quedaba maravillada de su sabiduría y del cambio que sus palabras producían en los espíritus.
Es un Rey que se convirtió en súbdito y servidor
de sus súbditos
Jesús deseaba tener discípulos para revelar los misterios que Él venía a descubrir y enseñar.El trataba de convencerlos para que invirtieran sus energías y capacidades en ganarse el cielo.
Jesús creía en los valores del ser humano y cree en los valores y posibilidades de cada uno de nosotros, a cada uno nos quiere elegir para que le colaboremos en su tarea de extender el reino de Dios. Sus enseñanzas transformarán totalmente la manera de considerar nuestra existencia.
Un día Jesús dijo: _Los haré pescadores de hombres_ (Lc 5,10); nunca nadie había escuchado algo semejante y las palabras de Jesús convirtieron en brasas ardientes los carbones de sus buenos deseos.
Enciende ahora nuestros corazones, Señor.
Que el Señor te conceda La Paz.