[vc_row][vc_column width=”1/4″][vc_column_text]
Jesús fue al otro lado del lago de Genezareth y allá se encontró con un endemoniado feroz que era el terror de todo el vecindario.
Los demonios le pidieron al Señor que los enviara a unos cerdos que estaban por allí. Jesús se los permitió y aquellos animales se precipitaron al mar (Lc 8,33)
Los Genezarenos sintieron más tristeza por los cerdos que se habían ahogado, que alegría por un hombre que había quedado libre de los demonios.
Imaginémonos el brillo de los ojos de aquel hombre, luego de ser liberado, al verse libre de esos temibles demonios, liberado por el poder de nuestro Señor Jesús, y con qué alegría y entusiasmo le contaría a sus vecinos y amigos el gran milagro que nuestro Señor le había hecho.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_single_image image=”2005″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Danos ¡oh! Cristo el vernos liberados de todo mal espíritu, a todos aquellos que podamos estar hoy esclavizados por el mal espíritu de la droga, del alcohol, de la sensualidad, de la pornografía, de la violencia, del robo, de la impiedad. *¡Libéranos Señor con tu gran poder y tu inmensa bondad!* Señor Jesús, te suplicamos que vengas a nosotros a liberarnos. Sácanos del sepulcro del pecado donde nos tienen sepultado nuestros vicios y malas inclinaciones. Señor, que cada uno de nosotros cuente a los demás las maravillas que tú has hecho a nuestro favor. Tu eres más fuerte que un ejército de demonios que nos ataquen. Aleja el mal de nosotros Señor.
Qué el Señor te conceda la Paz.
*Siervos de la Familia de Nazaret*[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”1983″ img_size=”full” alignment=”right”][/vc_column][/vc_row]