Hoy en día he podido darme cuenta de que la impaciencia se ha vuelto inherente a la mayoría de las personas. No saben esperar en Dios y si no saben hacerlo es porque no confían en Él lo suficiente.
¡Qué mal es no saber esperar en Dios porque eso solo nos trae dolor y angustia innecesaria¡
Hay que confiar en Dios en plenitud porque cuando lo hacemos nuestra vida adquiere otro matiz.
No es lo mismo vivir en la esperanza que desesperarse ante todo, no es lo mismo vivir con fe que frustrarse ante una situación adversa ¿Verdad?
Todo esto tiene que ver al hecho de saber o no esperar en Dios.
La vida está llena de obstáculos y dificultades de todo tipo. Todos lo sabemos. También sabemos que las cosas no funcionan siempre como quisiéramos y, como he llegado a decir antes, esto sucede porque no siempre lo que queremos está vinculado con los planes que Dios tiene para nosotros. Si no comprendemos esto no sabremos esperar, en cambio, si entendemos que los planes que Dios tiene para nosotros superan las bendiciones que nos traería lo que deseábamos por nuestra cuenta, sabremos esperar y cómo nos sentiremos de bendecidos cuando el plan de Dios se nos muestre de manifiesto.
Los que no saben esperar en Dios viven su vida en angustia, los que aprenden a esperar en Él lo hacen con serenidad, esperanza, brillo…
Estoy segura de que en algún momento toda persona ha llegado a escuchar la frase: “El tiempo de Dios es perfecto”. Y es que la Biblia nos enseña esto.
El Libro de Eclesiastés sostiene que hay un tiempo para cada cosa debajo del sol y que Dios hace todo hermoso en su tiempo.
Esperar en Dios no implica que no hagamos nada, que nos sentemos a esperar a que Dios nos bendiga. Eso no… Lo que implica realmente es no desesperar, no preocuparse innecesariamente y no frustrarse cuando las cosas no se dan como habíamos planeado.
En lugar de todo eso. En lugar de sucumbir a las emociones negativas que nos pueden embargar cuando algo nos falla o cuando las dificultades se ciernen sobre nosotros debemos es seguir confiando en Dios.
Al confiar en Dios en estas circunstancias podremos continuar con nuestra vida sintiendo paz en nuestro corazón. Paz que nos es posible experimentar por la certeza que tenemos de que en cualquier momento se manifestará lo que Dios había planeado para nosotros.
Lo hará, ten fe, pero sólo en el tiempo en que Dios lo había planeado. No antes. Dios conoce sus razones de por qué no lo permitió antes. Confía en Él.
.- Así por ejemplo si invertiste en un negocio que no prosperó. Deja de lamentarte y confía en Dios. Búscalo en oración, siente su amor y paz envolviéndote y continúa con tu vida: Has mejoras en el negocio que ya intentaste, invierte en otros negocios, sé proactivo, sigue… Pero hazlo con fe. Espera y se hará el milagro.
.- Si estás frustrado porque no has conseguido trabajo o no pudiste conseguir el trabajo que querías confía en Dios, ten fe y continúa buscando, entregando tus documentos en más lugares. Dios tiene deparada una labor idónea para tí que te colmará de bendiciones, confía…
.-Si has enfermado confía en Dios y no comiences a ver la vida lúgubre y triste. Refúgiate en Dios, sigue tu tratamiento, comparte con tus seres queridos, reconoce las bendiciones que te envuelven y espera. Ten fe en que ocurrirá el milagro.
Y así sucesivamente con cualquier cosa que desees en tu vida o ante cualquier circunstancia desfavorable que se te presente.
Fácil es frustrarse, fácil es sentirse decepcionado y buscar culpables. Desafortunadamente ese comportamiento no nos conduce a nada.
¿Cuántos no culpan incluso a Dios por pensar que les ha abandonado y que favorece más a otros?
¿Les sirve de algo culparlo? ¿No es mejor confiar en Él y esperar con serenidad?
Nosotros mismos decidimos amargarnos la vida. Podríamos evitarlo sencillamente, confiando en nuestro padre celestial.
Cuando sabes esperar en Dios ningún fracaso te parecerá eso. Sabrás que si algo no salió como lo esperabas implica simplemente que no estaba dentro de los planes de Dios y continuarás con fe hasta que el milagro se manifieste y no puedas más que sentirte agradecido por haber sabido esperar.
Debes decidir si llevar tu vida con decepción, frustración o fracaso o con fe, esperanza y serenidad.
Sólo tú decides la forma en que quieres seguir viviendo.
De corazón espero que decidas aprender a esperar en Dios porque podrás vivir de manera más plena de esta forma.
ODALIS SUSANA GIL